basada en el cuento de T.W. escrito en 1948, y trabajada a lo largo de varios años, primero como una obra de un acto, hasta finalmente estrenarla en su enteridad de tres actos en 1961 en Broadway, esta obra trata de, en palabras de Williams, “el amor en sus condiciones más puras”

este llamado a la perseverancia y continuidad de vida ante las más adversas condiciones de nuestro propia enfermedad humana es en mi opinión como si los personajes más dolidos de Williams hubieran por casualidad acabado en México, y al ser México un paraíso surrealista en el que todo es posible y la vida se respira cual infinidad de posibilidad, se hubieran sentado en la veranda del Hotel Costa Verde a decir, “Sí, todo ‘esto’ es una mierda, y no puedo más. ¡Quiero que acabe y acabarme con ello! Y ahora que lo he dicho en voz alta… Mejor respiro, le bajo dos rayitas a mi drama y acepto la más que existente dulzura que me ofrece la vida y tan rara vez me permito ver y saborear”

con un tercer acto de tal dulzura y calidez como rara vez ofrece Williams, este es uno de mis dos textos favoritos del señor -que un compañero mío alguna vez llamó “un marica de lo más cursi”-, el otro siendo “Función para Dos Personajes,” y se lo recomiendo a quien sea que guste de una tarde de lectura en la costa mexicana

nota: a Williams le hubiera caído muy bien un asesor para algunos de los textos en español, dios mío santo


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